Tu mente cotidiana

Todos los días atravesamos por diferentes estados metales… a veces tan distintos entre sí, que cuando los comparamos parece que pertenecen a diferentes vidas o a diferentes personas.

Algunos de esos estados son un laberinto difícil y opresor donde no hay otra cosa que gris y rutina … en otros en cambio nos sentimos maravillosamente, el futuro es prometedor…y la vida fácil
¿Cómo evitar los primeros? ¿cómo darle permanencia al brillo y la alegría en nuestra vida?

Desde nuestros orígenes los humanos hemos buscado la forma de librarnos de lo que empobrece nuestra existencia y obtener una vida valiosa y feliz.
Pero normalmente andamos tan ocupados que los estados mentales se suceden sin que los entendamos del todo y mucho menos los manejemos… sin embargo allí mismo hay una vía inmediata para cobrar control.

- Podemos desarrollar la capacidad de mantener el foco de nuestra mente en estados de certeza y calma, y  construir nuestro destino con sentido coherente y feliz-



Calma mental y emocional con el Yoga
La mente en calma permite absorber los buenos momentos
Si atendemos a nuestras propias
experiencias cotidianas descubrimos que a veces nuestra mente está inestable, que salta de una cosa a otra constantemente o se aleja siguiendo pensamientos o sentimientos inútiles; nos cuesta concentrarnos, y así suelen salirnos las cosas. Otras veces está confusa, nos movemos como en una bruma donde nada de lo que sentimos o hacemos tiene claridad… así salen las cosas también. Atentos a esos estados podemos incrementar nuestra intención y estar más despiertos. Otra técnica es atender a la sensación general del cuerpo y amablemente alinearlo y relajarlo… eso aquieta y despeja la mente.

Otras veces, la mente está inestable pero logramos a veces enfocarla y sostenerla por algunos momentos mientras estudiamos, hacemos algo demandante o en una charla interesante; lamentablemente luego volverá a su inestabilidad. Sin embargo en estos momentos podemos emplear la estrategia de conectarnos con experiencias de real afecto y con lo que nos hace sentir seguros. Los estados evocados por esos contactos traerá al presente y volverá cada vez más estable nuestra mente.
Cultivando conscientemente los momentos de estabilidad desarrollamos la capacidad de mantener con toda intención el foco de nuestra mente de manera prolongada. Se abren entonces las puertas a la certeza, a la calma y a la capacidad de construir nuestro destino con sentido coherente, claro y feliz.
Aún otro estado mental es posible: el que surge de la meditación, o de esos maravillosos momentos que a veces nos regala la vida, cuando estamos completamente presentes… libres de todo pasado y de todo futuro… plenos de energía realizativa, plenos de ser nosotros mismos.

Reconocer por experiencia los estados de nuestra mente, dejar atrás los empobrecedores y cultivar los que nos dan vuelo nos llena de capacidad positiva, de sentido existencial… nos transforma en constructores de un destino cualitativamente mejor para nosotros y para quienes están en contacto con nosotros.

Contenido de Yoga de Escuela CC-BY-2.0
Foto de justine-reyes CC-BY 2.0


Cómo profundizar las asanas yoga

A fin de orientar a quienes toman sus primeras clases de Yoga, a quienes son principiantes en el Yoga, hemos hablado en las 7 claves para realizar las asanas de las primeras áreas hacia donde dirigir nuestra atención al realizar las posturas.
Aquí vamos a ocuparnos de aspectos más sutiles que surgen de los primeros y que llevan a los practicantes avanzados a otro plano de experiencia y a obtener de asanas todo su beneficio.

- La asana no es una reacción, no está guiada ni por una ambición ni por una aversión, no está atada a la búsqueda de un resultado-


Para ser tal la asana debe nacer de un estado puro, no de algo preparado. Las posturas Yoga no nacen de una actitud tipo “preparados-listos-ya”; sino de haber creado condiciones estables físicas, mentales y emocionales de quietud, de calma, de disponibilidad, que se despliegan en el aquí y ahora.
No nos "preparamos" para ejecutar una postura; creamos un estado donde lo mejor posible de nosotros en ese instante está manifestándose, y desde allí dejamos que la asana emerja; de adentro hacia afuera, un estado puro que se corporiza.
La asana no es una reacción, porque no está guiada ni por una ambición ni por una aversión, no está atada a la búsqueda de un resultado. Los resultados llegarán, sin duda, pero la mente está libre de ataduras en el sentido del Karma Yoga.

practicando Yoga con alegría y profundidad
Las asanas Yoga detienen la agitación de la mente


Hemos dicho que la ejecución de la asana debe ser lenta y uniforme, avancemos describiendo esa experiencia: la ejecución se debe realizar como acompañando al universo en su expansión; como entregándose-haciéndose-activamente-parte-de esa inexorable fuerza.
Cuando tratamos las claves para realizar las asanas diferenciamos dos fases dinámicas y una estática. Ahora que hemos avanzado en nuestra práctica tal diferencia tiende a diluirse. Las fases dinámicas se vuelven una forma en que la quietud se desenvuelve y manifiesta durante la transformación de la geometría física; mientras el practicante se adentra en la asana Yoga va deteniendo el tiempo psicológico y borrando los límites del espacio físico. De allí la primera condición que la asana Yoga tener: "la experiencia del infinito".

- La energía del practicante  no es atraída, ni agitada, ni malgastada por los sentidos, las pasiones o los argumentos del intelecto-


La fase estática por su parte se vuelve una forma en que profundas movimientos físicos, mentales y espirituales se desenvuelven y manifiestan en medio de una quietud que trasciende.
Durante la fase estática esa inmovilidad debe ser fluida. Permanecemos inmóviles pero llenos de vida, y la vida es cambio, es adaptación, es transformación. Externamente puede que se vea al practicante estático, pero en su cuerpo cada músculo, cada articulación esta adaptándose, ampliando sus capacidades, yendo más allá de lo habitual. Lo mismo sucede con la mente: está abarcando cada vez más experiencias, percibiendo a cada instante aspectos más sutiles de sí misma, del cuerpo, del mundo.
Lo que ha sido detenido es la agitación mundana, los mecanismos que nos hacen reaccionar y toda distracción han sido cesados intencionalmente, lo mundano mismo ha sido dejado atrás. El practicante, al percibir todo lo mundano como anecdótico y pasajero, naturalmente avanza más allá hacia una concentración total (Dharana).
Entonces la energía del practicante (sea en cuerpo, corazón, o mente) no es atraída, ni agitada, ni malgastada por los sentidos, las pasiones o los argumentos del intelecto.

La asana debe ser intensa, pero esa intensidad debe estar ajena a cualquier esfuerzo. Es una intensidad suave, dulce; este estado es difícil de comprender para quien no lo ha aunque sea intuido. Intensidad porque el cuerpo y la mente deben ser estimulados y llevados más allá de donde habitualmente se mueven, sin límite delante. Del dominio de esos estados mucho más allá de lo habitual, surgen los sorprendentes beneficios físicos que la práctica regular del Yoga produce, y se completa la segunda condición de la asana: la ausencia de esfuerzo.
El dominio de ese estado de concentración total, intensa, dulce y fluida, esa Dharana, abre las puertas a lo que usualmente se describe como a una absorción recíproca con el universo, con Dios, con el plan cósmico, según la inclinación de quien practica. La asana Yoga nos ha traído al estado meditativo (Dhyana) donde el flujo anímico y mental manifiesta al alma.
Hay aún un "más allá" en el desenvolvimiento de la asana, pero merece consideraciones aparte, y distraería de lo que esencialmente  queremos transmitir aquí.

-La asana Yoga no termina nunca, el estado puro, el estado de experiencia fluida, el Yoga entre cuerpo, emoción y mente, debe ser permanente-


Así como la asana se inicia con un estado puro que se desenvuelve, la salida de la asana es un desandar amablemente el camino, un regresar suave y sereno, totalmente limpio, a otro estado puro y estable. La asana no termina cuando el cuerpo físico comienza a desarmarla, hemos dicho que eso es el inicio de la segunda fase dinámica. Podría decirse que la asana Yoga no termina nunca, no es un "terminó la postura", durante la sesión de práctica no debe haber cortes entre las posturas, el estado puro, el estado de experiencia fluida, el Yoga entre cuerpo, emoción y mente, debe ser permanente.

Y al final de cada práctica el "darse cuenta" de lo que se experimenta, el mantener parte de la atención tanto tiempo como sea posible en las sensaciones del cuerpo, del corazón, de la mente, y absorber tales sensaciones; sentirlas integrándose a las células, haciéndose parte del entramado de nuestro ser cotidiano. Allí afuera "en el mundo de las horas y los días" es donde nuestra práctica del Yoga debe manifestarse para nuestro beneficio y el de todos los seres que entren en contacto con nosotros.


Texto de Roberto Martínez CC-BY-4.0
Foto de Fort Rucker (by Adrew Kosterman) CC-BY-2.0