5 dimensiones para estados mentales positivos

Son nuestros estados positivos, esos momentos de certeza, de fuerza, de alegría, de optimismo, los que hacen la diferencia. En una dirección va el vivir repetitivo y automático de momentos grises, por otra dirección muy distinta la vida valiosa, en la que entusiasmados sentimos que el futuro se abre ente nosotros.
Por necesidad de supervivencia el sistema nervioso de nuestra especie ha evolucionado para aprender y recordar lo peligroso, lo negativo. Nuestra mecánica mental deriva espontáneamente de allí, pero hay formas de recablear nuestro sistema nervioso, de entrenar nuestra mente para que desarrolle y mantenga estados positivos.

-No podemos afianzar estados mentales positivos si nuestras intenciones o actos son moralmente inaceptables para nosotros mismos-


Hay cinco dimensiones en las que necesitamos ejercitar nuestra mente para alcanzar estados positivos cada vez más frecuentemente y de mayor duración. Con diferentes nombres estas dimensiones han sido enfatizadas por los maestros de todos los tiempos y lugares.
La primera, el apoyo de las siguientes, es una base moral que integre nuestros actos, nuestros pensamientos, emociones y tendencias.
De una forma u otra todos tenemos ideas morales, algunos más meditadas y acabadas, otros por imitación, otros de forma difusa y esporádica, pero siempre hay algo de eso dando vueltas en nuestro interior.
estados mentales positivos
Podemos cultivar estados mentales positivos y de confianza
No hay estado mental positivo si nuestras intenciones o actos son moralmente inaceptables para nosotros mismos. En algunos casos la contradicción se siente de inmediato, en otros encontramos justificaciones que satisfacen pseudo raciocinios, pero el sufrimiento siempre emerge  ¿Qué estado positivo podría surgir del falseamiento y oposición internos?
La segunda dimensión para lograr estados positivos es estar atentos, “despiertos” dirían algunos maestros para marcar la diferencia entre la atención rutinaria refleja y la atención sabia, ejercida con intención trascendente.
Despiertos para darnos cuenta de nuestras intenciones, actos, pensamientos, emociones, tendencias, y de los efectos que todo esto genera en nosotros, en los demás y en el mundo.
Es esta atención la que va descubriendo la distancia entre lo que es y lo que queremos realmente que sea, es esta atención la que nos mantiene en contacto con el camino hacia los estados positivos, generando capacidad de tener dirección.

-Necesitamos aprender de la experiencia, lo que es literalmente aprender a no repetir errores emocionales o mentales-


Y como se dice en budismo, hasta que nos iluminemos vamos a caer mil veces en la distracción, vamos a andar y hacer por la vida como dormidos, pero cada momento de atención verdadera nos servirá de orientación para volver a tomar el camino de la felicidad y la plenitud… Y además los momentos de atención van siempre sumándose, haciéndose más fáciles y frecuentes.

La tercera dimensión para cultivar nuestros estados positivos es el discernimiento en esos momentos de atención ¿Cómo he actuado antes ante situaciones como esta? ¿Cuál fue el resultado? ¿Qué situaciones y efectos han surgido de las presentes condiciones?
En esta dimensión nos aplicamos a aprender de la experiencia despierta, aprendemos literalmente a no cometer errores. Vamos entonces acrecentando la sabiduría que nos aleja de lo que destruye y causa sufrimiento y confusión; sabiduría que nos ayuda a no tropezar de nuevo con piedras conocidas. Nuestro conocimiento de lo que llamamos realidad va haciéndose más preciso y útil.
El discernimiento sirve también para ir perfeccionando nuestras prioridades y eligiendo vías de pensamiento y emocionales cada vez más constructivas y positivas.

-La práctica cotidiana de Yoga y Meditación están tan ligadas a los estados positivos-


Paciencia es la cuarta dimensión. Porque aún cuando vamos progresando en las anteriores, aún empeñándonos en hacer lo mejor que podemos, de vez en vez erramos.
A veces con suaves desviaciones que nos incomodan ante nosotros mismos. Otras veces fallamos horriblemente, creándonos problemas y sufrimiento y desparramándolo alrededor. Lo dicho, hasta que nos iluminemos esto va a suceder.
En esas situaciones cultivar estados positivos es aceptar las consecuencias, incorporar ese sufrimiento como recordatorio para la próxima vez estar más atentos o tener mejor discernimiento, y volver a la atención despierta… Sin olvidar de reparar el error doblemente.

La quinta dimensión atraviesa y mantiene activas todas las demás: aplicar energía; esforzarse, en términos de sostener esa energía aplicada y su dirección de manera estable y constante. Ni la mejor de las intenciones puede materializarse si no hay una energía que la concrete, que la manifieste en el mundo.
Por eso prácticas como el Yoga y la Meditación están tan ligadas a los estados positivos, porque eliminan del cuerpo y de la mente vías de mal gasto y pérdida de energía liberando toda esa fuerza para cultivar con habilidad estados mentales positivos de manera cada vez más frecuente y duraderos.


Texto de Roberto Martínez CC-BY-SA-4.0
Foto: por aka Tman CC-BY-SA-2.0